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Retos y oportunidades de la transición energética en España

Updated: Nov 7, 2022

¿Logrará España transformar su modelo de producción energética sin comprometer la fiabilidad del sistema eléctrico actual y la estabilidad presupuestaria?


José María Ramos Chacón Bsc Economics, 3rd year student





El Pacto Verde Europeo, una ambiciosa iniciativa de la Comisión Europea


El Pacto Verde Europeo (“the European Green Deal” en inglés) fue presentado en diciembre de 2019 como una de las principales prioridades de la Comisión Europea. Entre sus muchos objetivos, pretende que la Unión Europea sea climáticamente neutra en 2050. Para alcanzar este ambicioso fin, se precisa actuación en todos los sectores de nuestra economía. Así, el Green Deal es el plan rector que está influenciando y guiando muchas políticas europeas: clima, energía, medio ambiente, transporte, industria, agricultura, cohesión, etc. Asimismo, está influyendo en la financiación europea, por ejemplo, en un plan de recuperación de una magnitud sin precedentes como es NextGenerationEU, que incluye el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia con una dotación de 672.500 millones de euros


España, país referencia en energías renovables


A diferencia de lo que sucede en otros sectores, en este caso España es uno de los líderes en la Unión Europea en lo que concierne a energías renovables. Es más, según un ranking de la consultora EY, España es uno de los diez países más atractivos en los que invertir en energía verde. La potencia instalada en el país nos convierte en el segundo país que más electricidad genera a partir de la electricidad eólica y solar de toda la Unión.


A pesar de ser una de las naciones líderes y con mayor potencial en energías limpias, por el momento el modelo energético español está aún lejos del objetivo deseado. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico establece tres grandes desafíos para España: adecuar el diseño y la explotación de las redes, potenciar el autoconsumo y la innovación tecnológica relacionada con la gestión y el almacenamiento de la energía.


Los grandes retos por afrontar


El conflicto en Ucrania ha hecho que la Unión Europea adopte la iniciativa REPowerEU para acelerar aún más el despliegue de energías renovables en la UE. En España la inversión acumulada en energías renovables supera ya los 25.000 millones de euros según Bloomberg. La potencia instalada actualmente ya nos permitiría generar toda la electricidad demandada en momentos puntuales. Sin embargo, la producción eléctrica a partir de las renovables es intermitente, depende de factores climatológicos y por consiguiente no nos garantiza una red eléctrica fiable. Esta es la razón por la cual, con la tecnología actual todavía necesitamos de fuentes de generación de energía estables como las centrales térmicas convencionales, las centrales de ciclo combinado de gas natural o las centrales nucleares para producir electricidad.


El cambio de paradigma energético se producirá gracias al desarrollo de nuevas tecnologías de almacenamiento. Esto nos permitiría almacenar el excedente de energía en ciertos momentos del día que podría ser posteriormente utilizada en momentos de menor producción. El método más rentable y asumible con la tecnología actual son las centrales hidroeléctricas de bombeo. De hecho, el año pasado hubo solicitudes por valor de 8.5 gigavatios de potencia instalada para crear centrales de bombeo de agua. Desafortunadamente, el agua es un bien escaso y especialmente en España lo cual nos lleva a buscar otras alternativas. Entre las muchas posibilidades de almacenamiento encontramos la construcción de centros de baterías de litio o de flujo. Probablemente en España debido a su ventaja competitiva, la infraestructura ya construida y el impulso que tanto el sector público como el privado le están dando, el método de almacenamiento que predomine sea el hidrógeno verde.


España también tiene una gran tarea pendiente en cuanto a autoconsumo se refiere. Es llamativo que España sea referente en el desarrollo de fuentes de energía solar y al mismo tiempo solo disponga de 10.000 placas solares de autoconsumo. En comparación, Italia y Alemania disponen de 600.000 y 500.000 de estas instalaciones respectivamente. También es necesario fomentar la adquisición de baterías para el hogar o de los vehículos bidireccionales eléctricos que tienen su propia batería.


Por último, es importante que las interconexiones eléctricas entre países e intraterritorial cada vez sean más potentes para que estos se equilibren los unos a los otros en función de cuál es la situación de su generación de energía en tiempo real. En el caso de España, esto se traduce sobre todo en mejorar y expandir las insuficientes conexiones eléctricas con Francia que a su vez le permitirían estar conectado a la mayoría del continente europeo. El Mercado Ibérico de la Electricidad muestra cómo se puede progresar en este tema, aunque haya aún margen de mejora. Por otra parte, la conexión eléctrica con Baleares o con Ceuta, y la interconexión eléctrica entre islas son todavía retos pendientes, aunque se está trabajando en ello.





La necesidad de impulsar correctamente la transición energética


Una transición energética con éxito contribuiría a una economía más dinámica y con menores fallos de mercado al haber neutralizado algunas de las externalidades negativas más significativas. Desde una perspectiva geopolítica, el autoabastecimiento energético blindaría a España de la dependencia de ciertos países para la obtención de materias primas fósiles e incluso nos permitiría convertirnos en un exportador de energía. Además, el autoconsumo y la democratización de la energía traería varios beneficios como una reducción de la factura de la luz.


Sin embargo, también cabe la posibilidad de que este proyecto energético tenga unas consecuencias perjudiciales para el bienestar de los ciudadanos. Una transición energética sustentada por medidas draconianas sobre el consumo como la restricción de transportes contaminantes podría ampliar la diferencia entre distintos estratos sociales. Los menos adinerados no podrían sufragar los costes de un vehículo sostenible y por lo tanto verían como sus estándares de vida disminuyen. Un gasto público excesivo e ineficiente también sería pernicioso puesto que esta irresponsabilidad económica sería finalmente sufragada por el contribuyente a base de impuestos.


Por lo tanto, es necesario ser ambicioso, pero a la vez conseguir los equilibrios adecuados. La clave para que el resultado de este proyecto sea positivo para el país está en que el Gobierno instaure un marco regulatorio que alinee los intereses de las entidades privadas con el objetivo establecido y que se emplee el presupuesto público de manera eficiente en las infraestructuras estrictamente necesarias.



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